domingo, 7 de agosto de 2011

Eternidad.. .

Algo así, como lo que acababa de ver en sus ojos era lo que constantemente le daba siempre esa latente incertidumbre en sus palabras. Había conseguido en su mirar algo parecido a troncos como de rocas petrificadas, lo había logrado pero aquellas palabras ya habían calado demasiado hondo en su mirar, y habían producido el mismo efecto que produce el agua cálida sobre un trozo de chocolate, el mismo efecto que hacía ya años, hace mucho ya, habían salido de aquellos ojos tan desiertos, como dos serpientes sedientas de tristeza, quizá buscando sus mejillas, quizá sus labios, quizá el simple viento que le enseñase un rumbo nuevo, un azar diferente. Lo había conseguido pero su mirada era ya un torbellino de sensaciones y sentimientos que rompían la pared que hasta hace un instante no pudo soportar la fuerte marejada invisible que impactaba ciega, lo había conseguido pero para cualquier posibilidad ya era demasiado tarde, no se pudo contener, después de todo le quiso, sentía su perfume en el aire siempre, cada noche. Y no importaba quedarse tendido bajo las estrellas bajo esa oscura dimensión misteriosa, no importaba, no importaba nada ya.
Era la misma mirada que vío en sus ojos antes de que ella partiera. Ella aunque no se lo pudiese decir, le recordaba, le esperaba paciente, escondida en una de las estrellas más brillantes, él lo presentía, quizá sus sueños premonitorios así se lo contaron, quizá, o tal vez una de las veces en que en sueños ella se escapó hasta su cuarto y él le alcanzó a entre ver. Sea cual fuese el motivo, él lo sabía, y para él eso era eternidad, eso era su eternidad.

08 de abril de 2011

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