jueves, 27 de septiembre de 2012

El muro

¡No tengo ganas de hacer nada!, tengo ganas de hacer todo, pero en la eteriedad del pensamiento voy argumentando lo contrario. Y quedo sordo y escucho el tráfico traspasar mis oídos, mi vista queda ciega y veo el brillo y la fantasía de mi sociedad, pierdo el gusto y embriago de sabores mutantes mi paladar, me saco la piel y veo sus vergüenzas en mi, en sus miradas. Respiro, pero quizá no es aire lo que inhalo, luego pienso, pero el pensamiento no forma parte de una industrializada mente, de una sociedad.
No tengo ganas de hacer nada, tengo ganas de hacer todo, pero hay muros de concreto.
Y aunque sé, que el muro es grande y el concreto también es frágil, cuesta trabajo salir de la cadena de producción.
El miedo nos corroe y nos obsequia ilusiones.




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