Me pregunté de pronto -mientras miraba la menguante luna
eclipsada- ¿quién era?
y el humo que acababa de salir de mi boca al dejar consumar
lo abstracto de mi pensamiento en aquellas coordinadas claves audibles, me
lanzó la respuesta enredada en sus pomposas nubes.
Me contuve la memoria, pues no quise creer sus palabras, tan
mías como la verdad que las teñía de vainilla.
Me contuve las ganas de llorar hasta secar cada uno de mis
huesos, me contuve -y aún más me duele eso- pues también sé que fue en realidad
un acto de cobardía.
Mientras, cada cosa iba dándole, en su propia medida, mayor peso a la
respuesta muda. Y yo intentando poder
hacer nada, por no equivocarme y desencadenar un nuevo ciclo de injusticias
sobre mi parecer, que en realidad no quería enfrentar.
Encendí el reproductor, me bajé no sé dónde, miré el
horizonte -se podían identificar todavía esa mezcla (indescriptible para mi) de
colores tenues-, caminé hacia el oriente, me senté en una especie de plataforma de cemento cerca al mar.
Encendí otro pito de tabaco, vi al viento mecer el mar, y al mar intentando
enfrentarlo, vi mi respiración enfriarse a unos centímetros de mi cara, sentí
como de apoco más y más comenzaba a tensarse mi piel producto de las navajas
heladas de la mañana, vi y sentí otras muchas cosas, pero decidí no seguir temiendo, y decidí enfrentar las consecuencias del respirar y óxidarme. Decidí quitarme el miedo
impuesto, morir, nacer y volver a morir. Lo decidí y así lo sentí.. .
Me acerqué un poco más a la baranda que separaba la implosión en mi cabeza de los lobos marinos que pasaban bajo mis pies y el concreto que sostenía la estructura, en silencio me subí a
ella y me dejé llevar por el viento que comenzaba a cesar. El silencio sesó luego de un momento, justo en cuanto la menguante luna se desvanecía arriba entre las olas y mi vista.
me encantó :)
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