Amo a mi familia. Son unas personas admirables, en especial mis padres. Ellos han formado con sus rígidos valores, doctrinas y sensatez, la compleja, sensible y curiosa persona que soy.
Al odiarlos y ver desde fuera, logro reconocer y ver su neurótico esfuerzo por dar lo mejor a esto incierto que somos nosotros, sus hijos.
Al amarlos y odiarlos, logro reconocerme en ellos...
Al reencontrarme no necesito pasos que me guíen, pues soy yo quien determina mis pasos y mi historia en esta vida.
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